Me había preguntado desde hacía algún tiempo, como seria la experiencia de viajar en un barco mercante, quería descubrir un destino poco convencional, encontrarme sola y poner a prueba mis facultades.
Dicho y hecho, busqué direcciones sobre este tipo de barcos y rápidamente me contestaron de una agencia, con toda clase de información.
Me aventuré a resistir durante nueve días en un espacio no muy grande y sin lujos, aunque con todo lo básico.
Un mar azul interminable iba a ser mi consejero y mi aliado.
Viajar en un barco mercante no es apto para todo el mundo, es para alguien que le guste “no hacer nada”y no tenga miedo al tiempo libre.
Deseaba, estimular mi espíritu y avivar emociones que desde hacia tiempo estaban en el saco de la monotonía y el aburrimiento.
Ambicionaba navegar sin destinos fijos, sin horarios y sin mapas.
En un barco mercante es muy frecuente que cambien, el itinerario, las paradas en ciudades y el horario. Todo esta por determinar, depende del cargamento, del tiempo, del trafico de buques y de miles de factores.
Incluso pueden cancelar el viaje. Y fue lo que a nosotras nos sucedió.
Nuestra primera reserva era en un barco de la compañía Transfennica, llamado Carla, era un ida y vuelta por los fiordos noruegos.
Pero todo se vino abajo. Una semana antes nos avisaron de que el Carla, se había roto y por consiguiente estaba en dique seco.
Aquello me resultó extraño y me temí lo peor, ya había pagado todo el importe y experimenté la sensación de un timo en toda regla.
Menos mal que al día siguiente la agencia, nos buscó otro trayecto y otro barco de la misma compañía, con lo cual, la documentación era igual, aunque tuvimos que pagar un poco más.
El nuevo recorrido era por el sur de Finlandia, partiendo y volviendo del puerto de Amberes.
Estaba previsto pasar por el canal de Kiel, pero debido al trafico de barcos y al alto precio, el capitán decidió dar la vuelta por el mar del Norte, que aunque el trayecto es más largo, obviamente se ahorra dinero. Utilizar el canal vale 11.000€.
Documentacion requerida
. Pasaporte
. Certificado medico hecho dos o tres semanas antes de la partida
. Ticket de contrato
. Copia de la transferencia del ingreso del dinero
Todo se pueden hacer escaneando los documentos y enviándolos a la agencia.
Desde la estación central de Amberes, tomamos un taxi que nos llevó al puerto, no sin antes parar en inmigración para control de pasaportes. Después el conductor nos deja a pie de barco, aunque tuvo que preguntar varias veces, no era nada fácil llegar.
El precio fue de 82€ y el tiempo empleado un poco menos de una hora.
Una vez en el barco no sabíamos por donde se accedía, todo era confuso. Averiguamos que había que hacerlo por donde los camiones y demás vehículos de carga, no dejaba de ser cómico.
Entrando a la izquierda en la sala del oficial, pasamos otro control. Este nos da la bienvenida y las claves para entrar y salir del barco. Ya éramos parte de la tripulación.
La hora de salida del barco mercante era a las 22.00, aunque nosotras tuvimos que estar a las 17:00h
– Llevar todos los documentos: pasaporte, visados, certificados médico etc.
– Compartir la vida con la tripulación, mantener una discreción es indispensable.
– Al salir del barco, hay que llevar siempre los chalecos reflectantes.
– El pasajero deberá siempre estar localizado telefónicamente.
– Se aconseja estar en la ciudad del puerto de embarque, un día antes de la salida.
– Deberás estar alerta a todas las reglas de seguridad, fuego, evacuación.
– Hay que ocuparse de la limpieza del camarote.
– Una pequeña propina para la tripulación es bienvenida.
– En momentos de convivencia, no abordar temas polémicos como religión, política etc.
– Es aconsejable pedir permiso al capitán, para ir al puente de mando.
– No deambular por la proa o popa, durante las maniobras de carga o descarga.
– Recuerda llevarte hobbies, como, libros, juegos, métodos de idiomas. Aquí nadie te va a molestar.
El capitán, el barco y la bandera son de nacionalidad holandesa.
Construido en 2007, un peso de 17611 toneladas, con una eslora 205 m y una manga de 25,5 m
Corre a unos 22 nudos y está equipado con estabilizadores de aleta.
La embarcación dispone de aire acondicionado, gimnasio, sauna, comedor y salón para pasajeros.
El barco transporta contenedores de varias formas y colores, según contenido y lugar de descarga. Los de forma paralelepipeda llevan comida, ropa, etc. Los cilíndricos portan líquidos, sin embargo no nos dicen lo que es, posiblemente es algo peligroso.
Puerto de Amberes, Mar del Norte, Elev, Gran Belt, Mar Báltico, Mecklemburgo- Pomerania Occidental, Suecia, Hangonkyla, Hanko, Rauma, Voiluoto, Hanko, Hangonkyla, Kivic, Borrby, Glemmingebro, Ystad, Loderup, Skurup-Abbekas, Trelleborg, estrecho de Oresund, Kattegat, Goteborg -Vrango, Beveren-Waaslandhaven, Kallo, Puerto de Amberes.
Con emoción y nervios piso el barco, es una sensación única, difícil de describir. Una nueva aventura estoy a punto de emprender, las ideas se me agolpan queriendo salir a flote.
Rápidamente, dos marineros recogen el equipaje y nos muestran el camarote y otras dependencias.
En nuestra planta se ubican las principales salas, la cocina, lavandería, comedores para tripulación, otro comedor para el capitán y segundos de a bordo y otro más pequeño para pasajeros, que en total somos seis.
Nos dan la “Carta de a bordo“donde viene toda la información general para de los pasajeros. Por ejemplo, horarios de comidas, partes meteorológicos, zonas de uso común, moneda, países a visitar etc.
También vienen las rutas dentro del barco. Tanto para salir al puerto o regresar a la cabina. Hay que seguir unos simpáticos emoticonos sonrientes de color rojo y de color verde.
Nuestro camarote tiene dos camas con litera, cuarto de ducha, mesa, sofá, butaca, refrigerador, armario y cajón de carga, donde están los chalecos salvavidas.
Es muy bonito, con vistas abierta al mar.
Los horarios de las comidas son todas muy temprano. El desayuno de 7:30 8:30.
Consta de huevos fritos, salchichas, cereales, tostadas, café etc.
El almuerzo es a las 12h, bastante variado y rico, no repetimos ningún día.
Es a base de pescado, carnes, vegetales, y ensaladas. De postre casi siempre fruta.
La cena es a las 17:00, eso es lo peor que llevo.
Esta tan buena, que no puedo renunciar a nada.
Si por la noche me da hambre, asalto el frigorífico que esta bien equipado y eso me da confianza.
Por el barco nos movemos a nuestro antojo, podemos vísitar desde el bridge o sala de mando hasta la cocina.
La tripulación consta de 26 personas, entre capitán, oficiales y marineros, a los cuales conozco a casi todos. A los marineros los veo menos, pero cuando salgo del barco intento hablar con ellos, también tienen un trabajo muy loable.
El cocinero es de Cabo Verde y habla español, con lo cual mi preferencia se hace patente.
Aparte de que nos deleita con unos platos exquisitos nos entretiene en los ratos libres, con historias de sus viajes. Su acento portugués, contribuye a que escuchamos embelesadas todo lo concerniente a la vida de un barco mercante.
Lleva unos treinta años en este bonito y laborioso trabajo, pero para él es una distracción.
Su ayudante filipino da el toque exótico y es el que nos sirve la comida, siempre con una sonrisa. Cuando ríe casi no se le ven los ojos. Siempre esta alegre y contento, aunque trabaja mucho.
Durante toda la travesía tan solo hicimos tres paradas: Hanko, Rauma y de nuevo Hanko.
De todos estos días me llevo a casa cantidad de recuerdos, experiencias, sensaciones que siempre irán conmigo
En próximo post relataré la vida de a bordo día a día
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