Una de las escapadas que hicimos desde Padua, fue al pequeño y coqueto pueblo de Bassano del Grappa, el cual no nos defraudó, puesto que ya tenia referencias de amigos italianos.
Desde Padua, tomamos un tren hasta Bassano del Grappa, pero al llegar a Camposanpiero, el tren se avería y tenemos que esperar allí, alrededor de una hora, que la aprovechamos para a tomar un tentempié.
Reanudamos el viaje hasta Bassano, pasando por Citadella, Rossano y Rosà.
Al fin llegamos a nuestro destino, el piccolo pueblo que tanto había despertado mi interés.
Bassano del Grappa se encuentran en el corazón de la región del Veneto, en la provincia de Vicenza y muy bien comunicada con Padua, Venecia y Verona.
A diez minutos andando se encuentra la Oficina de Turismo. En la plaza Garibaldi, nos dan folletos y rapidamente nos disponemos a descubrir los mejores rincones.
Paseamos por la villa medieval, sorprendiendome con las tres plazoletas centrales, la Montevecchio, plaza de la Libertad y plaza Garibaldi. Las tres estan alineadas con arcadas que se conectan entre si. Destacan sus hermosos edificios como el Monte de Piedad y la Loggia del Comune.
Es el punto álgido de la ciudad, estando muy animada, tanto de día como de noche.
El Ayuntamiento y la Loggia del Comune, fueron construidas en 1430. Resalta el reloj astronómico de esfera azul, que aun funciona y que fue diseñado por Mastro Corrado da Feltre en 1747.
En el interior de la loggia se conservan 120 escudos de armas y un fresco de Francesco Bassano.
En el lado sur de la Plaza de la Libertad se ubica la iglesia de San Giovanni, construida por la familia Blasi y reconstruida a mediados del XVII por el arquitecto Bassano Giovanni Miazi.
Los lugareños la llaman la iglesia de la “mentira”debido al contraste entre la imponente fachada exterior y el interior, donde el altar que debería estar colocado al frente, esta a la izquierda.
Presidiendo la plaza Garibaldi, se alza La Torre Civica que data del siglo XIV. En el XVIII la equiparon con un reloj y en XIX, aumentaron la parte superior. La torre tiene de 40 m de alto y 14 m de ancho.
Es posible subir a la cima y disfrutar de espléndidas vistas panorámicas.
Lo más sorprendente y famoso es el Puente Alpini o Puente Viejo de madera, siendo el símbolo de la ciudad.
Fue construido en el siglo XIII, con el fin práctico de unir Vicenza con Bassano del Grappa.
Fue destruido a causa de las guerras y desbordamiento del rio Brenta.
En 1569 Palladio diseñó fielmente la estructura original, usando madera muy elástica y resistente al agua.
Anterior a este se construyó uno de piedra, pero apenas aguantó seis años.
Pasear por él, es una delicia, facilitando unas preciosas vistas de los montes que lo rodean: los Prealpes Vicentinos.
El rio Brenta que corre debajo, acapara todo el protagonismo al atardecer. Las casitas de colores reflejadas en él, te invitan a disparar continuamente la cámara y conseguir las mejores postales.
Al comienzo del puente se encuentra la antigua Taverna al Ponte, donde hacemos la primera parada y tomamos un messo messo, que no nos dicen que ingredientes lleva, pero esta rico y se sube un poco.
Desde los pequeños balcones hay unas vistas imborrables al rio Brenta y a los hermosos palacetes de la ribera.
En el otro extremo del puente, se ubica la destilería Nardine fundada en 1779 por Bartolo Nardine.
Aparte de la tradicional grappa blanca, han introducido la “Reserva“envejecida en barricas de roble eslavo.
Probamos un licor muy curioso llamado “Taglio”que es la mezcla de varios productos.
El Castillo Viejo se alza orgulloso protegiendo al pueblo. La torre de Ser Ivana, siempre atenta a todo lo que ocurre.
Data del siglo XII, teniendo su máximo esplendor con la dinastía Ezzelini.
Hoy dia alberga exposiciones temporales.
Continuamos explorando y vemos la iglesia, la de San Donato; construida en 1208 por orden de Ezzelino il Mónaco y utilizada como convento por los franciscanos.
Hay una celda que recrea a San Francisco de Asís y a San Antonio de Padua.
La joya de la iglesia es un retablo de la Virgen y el Niño de Francesco del Ponte el Viejo.
También y sin buscarla nos encontramos con la casa donde vivió Napoleón.
Napoleon vivió aquí algún tiempo en 1796, en el territorio de la Republica de Venecia y fue durante la Revolución Francesa.
Los franceses lucharon contra los austriacos, saliendo vencedores los primeros.
Cansadas y medio muertas tomamos de nuevo el tren a Padua, que esta vez no nos falló.
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