Después de pasar tres días en Chiang Rai, nos disponemos llegar a Luang Prabang, que aunque había varias alternativas de transporte, ninguna se ajustaba a lo que queríamos. Optamos por la del autobús, y posteriormente os diré las otras posibilidades.
1)Autobús Chiang Rai-Luang Prabang
Los pasos y tiempos son los siguientes:
-Taxi desde el hotel a la estacion central de Chiang Rai, que esta justo al lado del Night Bazar: unos 10 minutos y 50 THB.
-Bus desde Chiang Rai a Chiang Khong que es la ciudad fronteriza con Laos: 65 THB.,tarda 2.10 horas y la frecuencia es cada 30 minutos.
Tomamos el de las 11 h. La carretera es buena y asfaltada, solo al final algunos baches.Yo me pongo en primera fila y voy viendo el paisaje de maizales, bananos y arrozales.
-Desde la calle donde para el bus en Chiang Kohn: tuk tuk hasta el puesto fronterizo de Inmigracion thailandesa: 3 kilometros, 50 THB y 5 minutos. El recinto es nuevo y se ve muy limpio.
-El pasaporte pasa por dos controles, pero sin problemas . Se quedan con el impreso que se rellena a la entrada en el país.
-Se toma otro bus allí mismo, hasta la provincia de Bokeo (20THB), en la frontera laosiana, tarda cinco minutos, atraviesa el Mekong por un puente que es de construcción reciente.
-Entregas el pasaporte, dos impresos que previamente has rellenado, una foto de carnet, 35 dólares y te dan un flamante visado que sirve para 30 días.
-De nuevo un tuk tuk para ir a la estacion de autobuses de Huai Xai, (la capital de Bokeo): 10 km.y 60 THB. Un poco caro pero accedemos porque tenemos prisa, para comprar el billete a Luang Prabang.
-El billete vale 145.000 laks, parece cifras mayores, aunque al cambio son solo 15 $
El trayecto es una experiencia y una aventura
es una noche larga, en la que los cinco sentidos
están en una alerta continua
Tenemos que esperar unas tres horas, pues el bus no sale hasta la 18h. Hay algunos bares donde tomamos unas cervezas.
El tiempo que tarda es de 12 horas. Nos armamos de valor para afrontar este largo recorrido. Al entrar nos dan un bolsita de plástico, que yo me imagino que es para meter los zapatos.
Me descalzo y me pongo a observar a los pasajeros, hay más turistas que autoctonos.
De momento todo va bien, pero a los diez minutos, el bus se detiene, y empieza a subir gente que no tiene asiento, pues como dicen en Málaga, el bus va “petao”y ¿que hace el conductor?: poner pequeñas sillitas de niño en el pasillo, pero para que las ocupen los adultos, que incluso van con sus correspondientes churumbeles.
La carretera durante unos cuantos km. esta asfaltada y pienso que no es tan malo como prometía, pero a medida que avanzamos, se convierte en camino de ripio.
Hace paradas según convenga, para se bajen algunos y suban otros, pero el conductor nunca dice cuanto tiempo va a parar.
El viaje asi se hace mas largo, pero a la vez le da le más sabor, viendo la gente cargando con sus bultos y niños colgados.
Digamos que hizo una parada oficial, ahí nos bajamos unos cuantos, para ir al servicio, que para llegar, habia que subir por un terraplén y pedir la llave a un señor; menos mal que estaba bastante limpio.
Los traqueteos cada vez son mayores, las curvas las toma muy cerradas, y me da la sensación que vamos a volcar.
Para dejar pasar a los vehículos que vienen de frente, nos tenemos que echar a un lado, no hay espacio suficiente. No duermo nada, aunque la gente va muy callada y correcta.
El silencio es roto por un niño de cinco meses, que emite unos sonidos guturales, la madre lo calma con unos golpecitos.
Uno de los pasajeros que intentó levantarse de la sillita, quedo encajado, le tuvieron que tirar para sacársela.
En una de las paradas, el chófer me permite bajar pues le digo: “toilette toilette”, pero no veo donde es, no hay nada, me alejo unos metros para evitar miradas curiosas.
Los cristales tintinean con los baches y algo que hay en el techo que no acabo de saber que es, me pone de los nervios.
El chico de delante inclina su asiento hacia atrás y la de al lado me mete el hombro y yo, cada vez estoy más pegada a la ventanilla.
Llegamos a las 6 de la mañana un poco zombis y con ganas de tomar un buen desayuno.
Mereció la pena a pesar de las incomodidades, descubrir la ciudad más imponente del Sudeste asiático: Luang Prabang nos recibió con los monjes que iban a recoger las limosnas cada madrugada.
2)Bus desde Chiang Rai a Luang Prabang. Parten de la terminal 2 de Chiang Rai, tardan 17h. y no salen a diario sino solo 4 veces a la semana. Hay que preguntar el horario, pues suelen cambiar con frecuencia. Este es mas directo aunque con las correspondientes paradas.
3)Barcos lento : En Chiang Khon se cruza a Huay Xai en una barcaza:3 minutos y 30 THB. Son bastante frecuentes.
Ya en Laos te sacas el visado, como he dicho antes. El bote sale a las 11h. y va por el Mekong hasta Luang Prabang, la travesia dura dos días, porque hay que hacer noche en Pak Beng.La primera parte dura unas 7 u 8 horas, .se duerme en el poblado y al dia siguiente se hace el resto .El precio es de 200.000 Lak sin alojamiento Al dia siguiente el barco parte hacia hacia las 9h.y tardes otras 8 o 9 horas
4)Barcos rapido, tardan 7 horas, aunque parece ser, que estos son muy ruidosos, peligrosos e inseguros.